lunes, 24 de octubre de 2011

El Partenón para pagar la deuda


Alemania y Francia se dieron el lujo de ofrecerle a Grecia la condonación de parte de su deuda si entregaba a cambio el emblemático monumento. Es un ejemplo de la maestría de los helenos en el manejo de la geometría y Patrimonio de la Humanidad.

La Europa de la zona euro se encuentra atravesando una gran crisis económica, viendo cómo hace para rescatar a países en riesgo de quiebra para frenar el "efecto contagio". Grecia, Irlanda y Portugal encabezan las listas de los más insolventes y entre varias propuestas realizadas por los países del G8, una suena entre increíblemente delirante y cruel. Pero la presentaron Ángela Merkel y Nicolas Sarkozy: que los griegos entreguen el Partenón a cambio de reducir su deuda.

¿Es lícito? ¿Es posible que algo que pertenece como patrimonio, tanto tangible como intangible, de la Humanidad sea utilizado como moneda de cambio? Tangible porque es una construcción arquitectónica que contiene el saber y las técnicas de la cultura griega que atravesaron centurias. Lo intangible es la parte invisible, la que lleva el espíritu de la cultura que la creó y que incluye los modos de vida, los derechos y los valores dentro de un sistema de creencias y tradiciones.

¿Cuánto tiempo le lleva a una sociedad crear un símbolo? A veces miles de años. Y entonces, ¿cómo se lo valúa? ¿Puede haber una forma en el caso del Partenón? ¿Se pretenderá ponerle un valor al metro cuadrado por su vista panorámica de la ciudad de Atenas? ¿Desde qué parámetros se lo mediría? ¿Es plausible ponerle precio a estos patrimonios de la Humanidad? Ojalá el sentido común aflore y nunca se llegue a un valor en dinero.

Los bienes culturales no debieran ser sacados del lugar en el que fueron realizados. En el caso del Partenón, su ubicación sobre la saliente de una colina también forma parte del monumento. ¿O es que también se habrá pensado en trasladarlo con la montaña que lo sostiene?

A lo largo de la historia del Hombre fueron muchas las civilizaciones que, para dominar a otras, comenzaban con destruirla como una forma de borrar su existencia.

Cuando hace diez años se atentó contra las Torres Gemelas en Nueva York, mucho se habló sobre que el ataque había sido contra un símbolo antes que contra las torres mismas, un símbolo que representaba el poder económico de Occidente.

Entonces, si pensamos en Grecia el Partenón es casi el lugar obligado hacia el que se dirige el pensamiento, es la cara visible de este país –y de aquella covilización- que tanto le dio a nuestra cultura con la presencia de tantos brillantes intelectuales que crearon una vida literaria, artística, política y filosófica que continúa enriqueciendo el pensamiento de nuestros días.

El Partenón es un templo cuya construcción comenzó, a pedido de Pericles, como agradecimiento a los dioses por su triunfo ante los persas, entre el 447 y 432 a. C. Fue dedicado a la diosa Atenea, considerada la protectora de los atenienses, tiene 69,5 metros de largo por 30,9 de ancho y 10,4 de altura. Realizado íntegramente en mármol blanco, como pieza central tenía la estatua de Atenea de 12 metros de altura, fundida en 1.200 kilos de oro (Hace siglos que fue robada).

El Partenón siempre conservó su carácter religioso: fue convertido sucesivamente en una iglesia bizantina, una iglesia latina y una mezquita musulmana. Los turcos, en 1687, lo usaron como un depósito de pólvora durante el sitio veneciano, durante el cual una bomba explotó y le causó un gran daño al edificio, que hasta ese momento se conservaba en buenas condiciones.

Sin embargo, el proceso de desmantelamiento no terminó ahí sino que siguió a principios del siglo XIX, cuando el embajador británico en Constantinopla, Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, decidió quitar la mayor parte de la decoración escultórica del monumento (frisos, altorrelieves y frontones) y trasladarla a Inglaterra para venderla al Museo Británico, en donde todavía se exhibe.

Esa decoración del Partenón es una combinación única de altorrelieves extendiéndose por los cuatro lados externos del templo, los tímpanos (rellenando los espacios triangulares de cada frontón) y un friso (esculpido en bajorrelieve y abarcando el perímetro exterior). En ellos se representan varias escenas de la mitología griega.

Esta construcción es uno de los ejemplos del dominio que tenían sobre la geometría los matemáticos y arquitectos griegos. Los arquitectos consiguieron que el Partenón muestre sus columnas rectas gracias a un efecto visual producto de la realización de certeras alteraciones en su construcción con columnas un poco curvadas hacia el centro, no equidistantes, y algo más gruesas en las esquinas.

El Partenón es un edificio que con el paso de los años fue transformándose en un símbolo indiscutido, un ícono que representa todo lo excelso que pudo pergeñar una civilización tan avanzada como la griega y aterra pensar que todo ese esfuerzo colectivo sirva como una joya de la familia que tiene valor en una casa de remates.

Nota publicada el 26 de Septiembre de 2011 en www.gacetamercantil.com

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