jueves, 16 de febrero de 2012

Edvard Munch. Retrato de una vida atormentada

El autor de "El grito", una obra fundamental del arte occidental, fue catalogado de "degenerado" por el nazismo. Vivió atravesado por la angustia. Las peripecias de su obra.


Para los nazis Edvard Munch era un artista degenerado. Habían divido al arte en dos grandes segmentos: los degenerados y los heroicos. El primer grupo fue prohibido por considerarlo "no alemán", con influencias comunistas y judías. Sobre quienes recaía esta etiqueta se les impedía dar clases, exhibir y vender sus obras.

En 1937 el Estado alemán organizó una muestra itinerante de arte "degenerado" que pasó por muchas ciudades de Alemania y Suiza con el fin de provocar un sentimiento hostil en el público. La muestra fue montada con obras de arte moderno colgadas de manera desprolija, con textos que ridiculizaban el contenido y la temática y sin olvidar colocar los precios elevadísimos que habían alcanzado y cómo el Estado anterior a 1933 había comprado y gastado una fortuna en ellas, mientras el pueblo pasaba hambre. En contrapartida a esta manera de representación, el arte heroico reunía pinturas y esculturas basadas en la belleza clásica y que exaltaban los valores de la pureza racial.

Para Munch, pintor y grabador nacido en Noruega en 1863, considerado como el artista que más influyó en el expresionismo alemán de comienzos del siglo XX, Alemania no era un buen lugar para desarrollar una carrera artística. Los temas más frecuentes en su vasta obra están relacionados con los sentimientos y, al igual que Paul Gauguin, él prefería realizar obras evocativas, pintar sobre lo que vivió y no copiar la naturaleza.

A Munch le atraía la idea de analizar el alma humana, así como Leonardo da Vinci lo había hecho con los cuerpos. Su obra "El grito" habla de un estado de angustia, en el que Munch vivía de manera permanente.

Para este artista la vida no fue muy fácil. Su madre murió de tuberculosis cuando tenía 5 años y a los 9 muere su hermana por la misma enfermedad. Fue criado por su padre, un médico que con su fanatismo religioso y su severidad hizo del hogar un lugar opresivo y triste. Y los temores sobre el fin del mundo marcaron al artista en su vida solitaria.

Siendo muy joven decidió abandonar la carrera de Ingeniería para dedicarse al arte, estudió en Oslo y allí recibió una beca para perfeccionarse en Alemania, donde todavía el estilo impresionista, tan desarrollado en Francia, no había sido aceptado, mucho menos lo que proponía Munch. Tanto molestó su obra que su primer muestra en 1892, en Berlín, fue clausurada a los pocos días de su inauguración.

De todos modos vivió muchos años en Alemania realizando exhibiciones en diferentes ciudades, las que intercalaba con cortas estancias en París. Gracias a una vida ascética podía subsistir con poco dinero.

De su obra "el Grito" existen cuatro versiones realizadas por mismo el artista, tres pinturas y una serigrafía. La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Oslo y fue concluida en 1893. Todas tienen en el primer plano una figura humana -que no se distingue si es hombre o mujer- tomándose el rostro con las dos manos y parada sobre un puente. De fondo, se ve un cielo rojo y naranja que tiñe el agua y la colina de Ekeberg, en Oslo. Para algunos estudiosos ese cielo es una de las consecuencias de la explosión del volcán Krakatoa, que erupcionó en 1883 y sus cenizas cubrieron el cielo de todo el mundo pero en Noruega produjo una especie de aurora boreal roja y naranja. Y la preocupación del personaje principal podría ser la llegada del fin del mundo, idea con la que creció Munch y que era un tema recurrente de su padre.

Así describió el artista la experiencia que lo llevó a pintar esta obra: "Caminaba yo con dos amigos por la carretera. Entonces se puso el sol, de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".

"El grito" fue robado en 1994 de la Galería Nacional de Oslo. Los ladrones, en el lugar de la obra dejaron un mensaje: "Gracias por la falta de seguridad", y pidieron un millón de dólares de rescate, pero el cuadro fue localizado por Scotland Yard y devuelto al Estado noruego.

Este cuadro es una obra icónica de la cultura occidental. En agosto de 2004, otra versión fue robada por tres hombres encapuchados y armados que entraron al museo Munch de la capital noruega, y se lo llevaron junto con "La Madonna". Durante dos años estas obras estuvieron desaparecidas, y cuando las encontraron se hallaban muy dañadas.

Otra versión se encuentra en el mismo museo, mientras que la cuarta versión, la serigrafía, pertenece a una colección particular. En 1895, además, Munch realizó también una litografía con el mismo título.

Publicada en www.gacetamercantil.com el 2 de Enero de 2012

4 comentarios:

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