lunes, 17 de agosto de 2009

El pintor que la CIA hizo famoso




¿Cómo hizo Estados Unidos, que no había podido escribir un renglón en la historia del arte, para crear en poco tiempo un movimiento artístico llamado expresionismo abstracto, que tuvo repercusiones en todo el mundo? Hay datos para creer que fue la mismísima CIA la encargada de poner a ese país en el mapa de las artes.


Para contrarrestar las imágenes del realismo socialista a las que apelaban sus archienemigos comunistas, las autoridades estadounidenses decidieron apoyar a artistas que realizaran obras sin figuras como las salpicaduras de Jason Pollock, los cuadrados de Mark Rothko, las banderas norteamericanas de Jasper Jones o los brochazos de Roberth Motherwell, para demostrar que EEUU apoyaba la libertad de expresión y a los espíritus libres.


El primer sospechado de haber recibido dinero y apoyo de la CIA fue Pollock, el artista creador del “action panting” y realizador de grandes telas con pintura chorreada o salpicada. Pollock pasó de pintor fracasado a artista consagrado en un abrir y cerrar de ojos.


En la guerra, en general, y la “guerra fría” no fue la excepción, lo cultural siempre ha estado muy presente. Se trataba de pensar cómo “invadir el mundo” sin tanques y para esto todo era válido. ¿Ejemplos?: las películas de espías como James Bond y las que reflejaban el bienestar y el sueño americano cumplido, o las revistas de comics plagadas de superhéroes, entre ellos el patriótico Capitán América.


En busca de la supremacía cultural, los americanos querían que el mundo los mirara como a seres sofisticados.


En Europa, el gobierno estadounidense instaló 35 agencias para promocionar artistas y también para bajarles el pulgar a los que no daban la talla ideológica. La organización se llamó Congreso para la Libertad Cultural y abrió oficinas en 35 países, publicó más de una docena de revistas y patrocinó un buen número de exposiciones itinerantes. Estamos hablando de la época de apogeo de la Agencia de Difusión Cultural de los Estados Unidos y de la radio La Voz de las Américas, que transmitía en todos los idiomas que se hablaban detrás de la Cortina de Hierro o en español hacia Cuba.


Pero como el traslado de obras de arte no resultaba nada barato, se recurrió también a millonarios y museos. Nelson Rockefeller representó un papel decisivo como presidente del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York y como entusiasta defensor del expresionismo abstracto.


La lucha contra el comunismo en el plano cultural fue una gran operación para redireccionar el “gusto” artístico de la gente.


En el plano local, el Instituto Di Tella recibió importantes subsidios de las Fundaciones Ford y Rockefeller.
Nota publicada el 19 de julio 2009 en www.minutouno.com

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