jueves, 16 de febrero de 2012

Paul Gaugin, el hombre que pintó el paraíso

Marino y agente de bolsa exitoso, un día conoció a unos pintores impresionistas y su vida cambió para siempre. Su búsqueda interna lo llevó a extender los límites del color y de la imaginación.


La vida de Paul Gauguin estuvo signada por la búsqueda, respondiendo a sus inquietudes internas: primero quiso conocer el mundo, y siendo casi un adolescente se embarcó y recorrió los mares en la marina mercante. Luego, se alistó en la Armada francesa, con lo cual siguió su vida de recorrida por los puertos de varios continentes. Sintió la necesidad de establecerse y regresó a París, en 1870, donde trabajo con éxito como agente de bolsa, conoció a una joven danesa, Mette Gad, a la que apodó "la Vikinga" y con quien tuvo cinco hijos. Llevaba una vida burguesa, de confort y comodidad. Su amigo Gustave Arosa, hombre de negocios como él y amante del arte, es quien le presenta a varios pintores impresionistas y comienza una etapa como coleccionista. La visita a los talleres y las largas charlas sobre arte despiertan una vocación en este joven empresario, que toma sus primeras clases de dibujo y pintura.

Cuando la bolsas se desploman en 1882 y se queda sin trabajo, decide dar uno de los tantos giros en su vida y se dedica de lleno a la pintura. Sin un centavo en el bolsillo se traslada a Copenhague en busca de la ayuda de su familia política, que no ve con buenos ojos la decisión de Gauguin de ser artista. Después de varias peleas, decide volverse solo a París, dejando a su esposa e hijos a cargo de su suegro.

La amistad con el artista Camille Pissarro lo lleva a trasladarse a la ciudad de Rouan, en Normandía, pero, respondiendo a una invitación de su cuñado y con la promesa de un trabajo, viaja a Panamá, donde labora como obrero en la construcción del Canal (la mano de obra era mayoritariamente francesa). En sus pocos ratos libres pintaba, aunque el paisaje no le resultaba muy atractivo. El clima y las enfermedades tropicales mellan su salud y cuando se recupera viaja a la isla Martinica, viaje fundamental para la pintura de Gauguin y el momento en que a sus cuadros los invade el color y la exuberancia primitiva, lo que le permite abrir su mente llena de prejuicios. Debilitado y sin saber aún que se había contagiado sífilis por sus frecuentes visitas a los prostíbulos, vuelve a Francia, donde es invitado por Theo Van Gogh a exponer en su galería y conoce a Vincent, con quien traba amistad y se muda al pueblo de Arlés.

Después de una estadía tormentosa por el maltrato verbal y físico que de manera cotidiana se propinaban ambos pintores, de carácter irascible y algo trastornados por el alcohol (el famoso episodio del corte de la oreja de Vincent ocurrió mientras Gauguin vivía con él), Gauguin busca un entorno primitivo, tratando de encontrar en él al artista salvaje que suponía que tenía latente.

A Gauguin, la observación y representación de la luz de los impresionistas no lo convencen demasiado, él busca a través de sus obras simbolismos y alegorías como se hace en la literatura. Y cree que su mayor expresividad la alcanzaría fuera de la cultura europea. En la búsqueda de su estilo renuncia a representar los colores al natural y opta por colores arbitrarios, que responden a sus recuerdos y a sus sentimientos. Ve con admiración el arte indígena, el arte de la Edad Media y algo de las estampas japonesas, influenciado por Van Gogh. Todo forma parte del proceso autodidacta del artista, pero siempre apuntando a la expresividad que, para él, era lo más importante a transmitir desde el arte: la expresión como una puerta que permite el ingreso a otro nivel de realidad, algo que no es ni real ni imaginario, sino que se nutre de ambos.

Esta idea de plasmar el carácter de las cosas y no su mera representación es una de las bases del sintetismo, que fue un estilo ejecutado por un grupo de pintores llamado Grupo de Nabis. También, su estilo influyó en los pintores fauvistas y expresionistas.

Enfermo, Gauguin se dirige a la Polinesia en 1891 con apenas un poco de dinero producto de las ventas en su última muestra y una pequeña herencia de un tío, y se establece en Tahití.

Las características esenciales de su pintura, en la que sigue usando grandes superficies de colores vivos, no cambian demasiado, aunque hace más simples sus composiciones. De este período saldrán las mejores obras, tanto en pintura como en las esculturas talladas en madera. Allí convive con una nativa de no más de 13 años, que será su modelo en muchas obras, y regresa a una vida sexualmente promiscua.

Debido a su mal estado de salud decide ponerle fin a su vida e intenta suicidarse con arsénico, pero no lo logra. Finalmente, muere en 1903 en la mayor de las miserias a causa de un derrame cerebral. Antes realiza su obra más importante: "¿Qué somos? ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos?", preguntas que sin duda atravesaron su existencia y que lo empujaron a su inagotable búsqueda del paraíso en la tierra.

Nota publicada el 20 de Diciembre de 2011 en www.gacetamercantil.com

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