martes, 26 de julio de 2011

Noches de San Juan de Mario Pérez

Este artista sanjuanino, reconocido internacionalmente, exhibe su obra en la cripta de la imponente catedral de La Plata. La pequeñez del hombre en su relación con el Universo.


"Soy un obrero del arte". Con esta definición sencilla se presenta Mario Pérez, artista plástico sanjuanino de gran reconocimiento internacional, en el video que acompaña su muestra.

La exhibición, dentro del subsuelo de la Catedral de La Plata, resulta más que interesante para un artista que reconoce tener fuertes convicciones religiosas.

Las paredes sin revoques, que dejan al descubierto el rojo corazón del edificio, y las voces de la actividad litúrgica que se filtran, junto con los coros y la música, terminan acompañando de manera armónica esta muestra que, también desde el video, agrega sonidos con la palabra del artista intercalando tonadas sanjuaninas. La muestra reúne cuadros de gran carga matérica, de mediano y gran formato, y esculturas de bronce, todas obras realizadas de 2005 a la fecha.

Mario Pérez se siente parte de un cosmos que recrea en sus obras, de un hombre inmerso dentro de paisajes gigantescos, como si su presencia fuera ínfima dentro de ese universo.

Los pueblos y parques de diversiones son sencillos, de cielos diáfanos, poblados de estrellas brillantes que resultan parte del homenaje del artista al lugar donde vive y trabaja. Como en la pintura "Francis Park", donde Pérez "retrata" al viento Zonda, ese viento caliente que pasa por Cuyo y que deja partículas en el aire, y que cuando el sol baja produce una peculiaridad: que los objetos parecieran estar al alcance de la mano.

Parques de diversiones, trenes y escaleras son temas siempre presentes en las obras de Pérez. El parque es uno de los recuerdos de su infancia que atesora con cariño, ya que lo perpetúa como un hecho que acercaba alegría y algarabía al lugar, como también un momento para el encuentros con otros.

Los trenes que recorren los horizontes son los momentos clave de una persona que, como estaciones, son atravesadas por la formación para llegar a la siguiente parada, y de ese modo ir completando el camino de la vida.

Las luces de las estrellas, de las luciérnagas que tratan de imitar su brillo, y las luces de fogatas sirven para poner puntos de atención dentro de sus obras, algunas de las cuales son pequeñas historias territorializadas pero que, de lejos, son parte de una especie de collar y para existir necesitan de todas esas luces, no importa cuál sea su origen.

La escultura sobre el arca también es un tema sobre el que abreva el artista. Para él es como un nuevo renacer, un nuevo comienzo con más energía. El origen de este tema fue una pintura suya de hace muchos años atrás.

Desde chico se sintió atraído por el espectacular cielo sanjuanino y trepado al techo de su casa pasaba horas mirando ese espacio tan limpio que se pueden ver hasta los satélites. Tanto que es por eso que se eligió a San Juan como un lugar propicio para ubicar al más importante observatorio astronómico de nuestro país, con un promedio anual de 270 noches estrelladas.

A Pérez le gusta viajar y las rutas le proveen de muchas imágenes. Como él dice, "las rutas pasan y las luces van quedando", de allí que los pueblos de sus obras parecieran ser vistos desde arriba, viendo como estallan.

"Escalera al cielo" es una escultura de bronce de casi un metro de altura. Al tope un cardenal mira desde una torre que tiene sus puertas cerradas y de alguna manera representa el hermetismo que Pérez siente de la institución. Pero hay una posibilidad para ese hombre, la de alcanzar el cielo a través de una escalera que se encuentra detrás de él. Queda planteada la incógnita de si el cardenal será capaz de torcer su cabeza y con ella su destino.

"Luciérnagas" es una curiosa obra que pueder ser exhibida de dos maneras, ya que estrellas y luciérnagas despiden la misma intensidad de luz divididas por un impreciso horizonte.

Las calesitas representan un tiempo que no para, como la vida misma. Pérez agradece a Dios el poder expresarse a través de los colores y las líneas, y a la vez encontrar respuestas a problemas existenciales. El artista siente que la pintura le brinda una tabla de salvación a su espíritu.

Los estanques de Pérez a veces son grandes contenedores de agua y otras son el material con el que se construyen sencillos edificios y negocios.

En otra obra, un hombrecito espía trepado a una escalera, dentro de un estanque, y transmite el gran privilegio de poder observar lo que ocurre allí. Quizás ese personaje representa al pintor mismo, que posee el don de aportar otra mirada, otro punto de vista.

Como dice la tonada que resuena en el recinto de la Catedral: "Nochecitas de San Juan, nochecitas estrelladas, nochecitas sanjuaninas, no te olvides que fui tu cantor". Mario Pérez les canta desde sus pinturas.

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