martes, 26 de julio de 2011

Noches de San Juan de Mario Pérez

Este artista sanjuanino, reconocido internacionalmente, exhibe su obra en la cripta de la imponente catedral de La Plata. La pequeñez del hombre en su relación con el Universo.


"Soy un obrero del arte". Con esta definición sencilla se presenta Mario Pérez, artista plástico sanjuanino de gran reconocimiento internacional, en el video que acompaña su muestra.

La exhibición, dentro del subsuelo de la Catedral de La Plata, resulta más que interesante para un artista que reconoce tener fuertes convicciones religiosas.

Las paredes sin revoques, que dejan al descubierto el rojo corazón del edificio, y las voces de la actividad litúrgica que se filtran, junto con los coros y la música, terminan acompañando de manera armónica esta muestra que, también desde el video, agrega sonidos con la palabra del artista intercalando tonadas sanjuaninas. La muestra reúne cuadros de gran carga matérica, de mediano y gran formato, y esculturas de bronce, todas obras realizadas de 2005 a la fecha.

Mario Pérez se siente parte de un cosmos que recrea en sus obras, de un hombre inmerso dentro de paisajes gigantescos, como si su presencia fuera ínfima dentro de ese universo.

Los pueblos y parques de diversiones son sencillos, de cielos diáfanos, poblados de estrellas brillantes que resultan parte del homenaje del artista al lugar donde vive y trabaja. Como en la pintura "Francis Park", donde Pérez "retrata" al viento Zonda, ese viento caliente que pasa por Cuyo y que deja partículas en el aire, y que cuando el sol baja produce una peculiaridad: que los objetos parecieran estar al alcance de la mano.

Parques de diversiones, trenes y escaleras son temas siempre presentes en las obras de Pérez. El parque es uno de los recuerdos de su infancia que atesora con cariño, ya que lo perpetúa como un hecho que acercaba alegría y algarabía al lugar, como también un momento para el encuentros con otros.

Los trenes que recorren los horizontes son los momentos clave de una persona que, como estaciones, son atravesadas por la formación para llegar a la siguiente parada, y de ese modo ir completando el camino de la vida.

Las luces de las estrellas, de las luciérnagas que tratan de imitar su brillo, y las luces de fogatas sirven para poner puntos de atención dentro de sus obras, algunas de las cuales son pequeñas historias territorializadas pero que, de lejos, son parte de una especie de collar y para existir necesitan de todas esas luces, no importa cuál sea su origen.

La escultura sobre el arca también es un tema sobre el que abreva el artista. Para él es como un nuevo renacer, un nuevo comienzo con más energía. El origen de este tema fue una pintura suya de hace muchos años atrás.

Desde chico se sintió atraído por el espectacular cielo sanjuanino y trepado al techo de su casa pasaba horas mirando ese espacio tan limpio que se pueden ver hasta los satélites. Tanto que es por eso que se eligió a San Juan como un lugar propicio para ubicar al más importante observatorio astronómico de nuestro país, con un promedio anual de 270 noches estrelladas.

A Pérez le gusta viajar y las rutas le proveen de muchas imágenes. Como él dice, "las rutas pasan y las luces van quedando", de allí que los pueblos de sus obras parecieran ser vistos desde arriba, viendo como estallan.

"Escalera al cielo" es una escultura de bronce de casi un metro de altura. Al tope un cardenal mira desde una torre que tiene sus puertas cerradas y de alguna manera representa el hermetismo que Pérez siente de la institución. Pero hay una posibilidad para ese hombre, la de alcanzar el cielo a través de una escalera que se encuentra detrás de él. Queda planteada la incógnita de si el cardenal será capaz de torcer su cabeza y con ella su destino.

"Luciérnagas" es una curiosa obra que pueder ser exhibida de dos maneras, ya que estrellas y luciérnagas despiden la misma intensidad de luz divididas por un impreciso horizonte.

Las calesitas representan un tiempo que no para, como la vida misma. Pérez agradece a Dios el poder expresarse a través de los colores y las líneas, y a la vez encontrar respuestas a problemas existenciales. El artista siente que la pintura le brinda una tabla de salvación a su espíritu.

Los estanques de Pérez a veces son grandes contenedores de agua y otras son el material con el que se construyen sencillos edificios y negocios.

En otra obra, un hombrecito espía trepado a una escalera, dentro de un estanque, y transmite el gran privilegio de poder observar lo que ocurre allí. Quizás ese personaje representa al pintor mismo, que posee el don de aportar otra mirada, otro punto de vista.

Como dice la tonada que resuena en el recinto de la Catedral: "Nochecitas de San Juan, nochecitas estrelladas, nochecitas sanjuaninas, no te olvides que fui tu cantor". Mario Pérez les canta desde sus pinturas.

Artes Plásticas. Stella Sidi presenta "Mujeres XX-XXI"



Se inauguró la muestra "Mujeres XX-XXI, trama y urdimbre", en la que Stella Sidi exhibe dibujos con lápiz negro, lápices de colores y birome, esgrafiados sobre acrílico y una pequeña instalación, una cómoda de la que salen telas relacionadas con el mundo femenino, como el encaje y el tul.

Las obras son de un excelente dibujo y de una notable manera de representación del cuerpo femenino. Como en sus muestras anteriores, Sidi le pone visibilidad a temas de género como la violencia contra la mujer, relatada de manera sutil.

La artista habla sobre la mujer y su cuerpo como el centro de todas las batallas que le toca librar. Sidi rescata la mirada de grandes artistas de la historia de la plástica sobre esas mujeres que los inspiraron, generando una resignificación desde su lugar de artista pero, fundamentalmente, sobre su sentir como mujer que se pregunta y se preocupa cuáles han sido los diferentes roles por los que han tenido y tienen que atravesar esas cientos de mujeres que sufren desigualdades varias.

Las féminas son seres transparentes que dejan ver su interior y allí Sidi las retrata como las mujeres de la película "Metropolis", de Fritz Lang, que "... nos preanuncia una mujer máquina, de perfecto funcionamiento, rendimiento indiscutible, juventud asegurada, apariencia impecable", como escribió en su catálogo la artista. Las protagonistas son máquinas con la apariencia de mujeres jóvenes y bellas, perfectas, como respondiendo a lo que reclama la sociedad de este tiempo.

Esta maestra de artistas hace un recorrido sobre lo que conoce bien, la historia del arte, y se detiene en especial sobre obras de artistas argentinos que retrataron a mujeres como las prostitutas: "Ramona" de Berni y "Emma" de Spilimbergo, o la anónima "criada" de Sívori.

Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, sala 7, hasta el 7 de agosto.

MNBA un museo para el siglo XXI

En una época en la que los edificios de los museos cumplen un papel relevante, el Nacional de Bellas Artes renovó su planta baja y remodeló sus salas, con cambios de pinturas y mejoras en la iluminación.


El Museo Nacional de Bellas Artes renovó la planta baja de su edificio, en la primera parte de un plan mayor de reforma y ampliación en el que se remodelaron las veinticuatro salas con cambios de pintura, se quitaron en algunas los paneles que formaban pequeños laberintos y se mejoró la iluminación, entre otros cambios.

El director del MNBA, Guillermo Alonso, subrayó la importancia de cuidar este patrimonio: "Lo que nos toca como generación es generar nuevos proyectos, no podemos vivir con lo que se hizo y es esta una oportunidad de heredar a las generaciones futuras algo más y algo mejor que lo que recibimos nosotros, que fue mucho".

En el nuevo siglo, los edificios de los museos cumplen un papel relevante, no sólo por la conservación de patrimonio y las exhibiciones sino también porque son capaces de modificar la fisonomía y la vida cultural de las ciudades.

El MNBA es uno de los museos públicos más importantes de Latinoamérica y encaró esta reforma con la finalidad de aumentar los metros cuadrados, cambiar la disposición de las colecciones y, con esto, acentuar el lugar de las piezas más importantes, más de once mil entre cuadros, estatuas y objetos con las que cuenta.

El museo ocupa lo que en 1870 era la Casa de Bombas de Obras Sanitarias de la Nación. La primera reforma estuvo a cargo del renombrado arquitecto Alejandro Bustillo, quien lo adaptó a las necesidades que por 1933, año de la inauguración, eran consideradas modernas, con salas espaciosas, bien iluminadas y de paredes blancas.

Desde entonces el edificio pasó por varias reformas, como cuando en 1961 se le agregó un pabellón. En 1980 se abrió una sala de casi cien metros de largo por 16 de ancho que alberga -hasta hoy- la colección permanente de arte argentino del siglo XX. Cuatro años más tarde se terminó la ampliación del segundo piso, donde se encuentran los departamentos técnico y administrativo, y dos terrazas de esculturas, y en 2004 una de las salas de este piso se destinó a muestras fotográficas exclusivamente, tanto para las del patrimonio como las temporarias.

Con la actual reforma, se aplican nuevos conceptos museográficos, tecnologías para aumentar el tiempo de conservación de las piezas y la elección de ponerle color a las paredes de las salas, lo que las divide según las colecciones que contienen.

Muchas piezas que se encontraban guardadas en los depósitos ahora son exhibidas dentro del nuevo guión curatorial de la institución, lo que sirve para territorializar los intereses de los visitantes.

En la visita guiada inaugural se comentó que muchos de los colores fueron buscados en las obras, como el azul de las cerámicas florentinas o el bordó para la sala barroca, que era un color muy frecuentemente utilizado en los cortinados en las obras de ese período. Para el salón con obras francesa, inglesa e italiana de los siglos XVII y XVIII el color elegido fue de un verde llamativo que alguno de los presentes calificó como "osado" pero que brinda un lujoso marco a las obras exhibidas. La idea del equipo a cargo de lo cambios era bucear en los colores más significativos de las diferentes épocas, que comienza con piezas, donadas o adquiridas, del siglo XII y hasta nuestros días pero con una visión desde el siglo XXI.

Por la cantidad de cuadros de Francisco de Goya se dedicó una sala de paredes de un subido rojo, color que representa a España. En el centro del edificio, con estatuas con obras francesas que muestran el gusto de los argentinos de principios de siglo por la cultura de este país, las esculturas de August Rodin son las protagonistas que se recortan sobre el fondo azul aeronáutico de las paredes.

AMIA: Atentado contra el olvido

Como parte de las acciones que se realizan en memoria del luctuoso atentado a la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA) que acabó con la vida de 85 personas, se presentó en la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) el libro "Argentina, 18 de julio de 1994".


Como parte de las acciones que se realizan en memoria del luctuoso atentado a la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA) que acabó con la vida de 85 personas, se presentó en la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) el libro "Argentina, 18 de julio de 1994", que contiene imágenes tomadas por los fotoperiodistas Claudio Herdener, Daniela Java, Eduardo Longoni y Julio Menajosky, y también de los archivos del Centro Marc Tuckow de la AMIA, Clarín, Ámbito Financiero, Página/12 y Noticias Argentinas.

Las imágenes son el registro desde el día del atentado hasta el 21 de julio cuando una multitud marchó a la Plaza de los Congresos, bajo una intensa lluvia, y que se conoce como "la marcha de los paraguas".

En el prólogo, el curador Elio Kapsiuk escribió: "No son las fotografías las que son duras, implacables, dolorosas, agobiantes e intolerables, sino lo que representan, que no es otra cosa que el hecho en sí".

Sumado a la falta de justicia, "estas fotos no muestran lo acontecido el 18 de julio de 1994, sino que son la representación cotidiana de un hecho impune", añadió.

Paralelamente, en el Centro Cultural Recoleta se presentan 28 historietas que resaltan la misión pedagógica del género y una revista digital realizada por la cátedra de Medios Expresivos I de la carrera de Diseño Gráfico de la UBA, reflexionando sobre la memoria, la verdad y la justicia.

Los alumnos que participaron eran muy pequeños en ese momento y por eso debieron investigar lo ocurrido y su contexto. Se les propuso que se imaginen a ellos mismos como destinatarios de su producción y lo que hicieron resulta un legado para la memoria colectiva.

El hecho es un capítulo doloroso de nuestra identidad para el que se plantea un "atentado para el olvido", como rezan las camisetas para este nuevo aniversario.

Juntos pero no revueltos

"Variete" es el nombre de la muestra que reúne el trabajo de seis artistas jóvenes que se expresan a través de la pintura, el dibujo y la escultura, conviviendo de manera armónica ya que cada uno presenta diferentes estilos.

La curadora Carolina Baulo convocó a la artista Indiana Castillo Constant, oriunda de Tucumán pero residente en México, quien presenta dibujos en tinta china, poblando la pared de figuras humanas. También a la pampeana María José Pérez, que se sumerge en formas geométricas generando obras abstractas de atractivos colores. Ana Borzone, quién estudio tres años en el taller de Ponciano Cárdenas y realizó estudios superiores en artes aplicadas en Madrid, presenta esculturas de materiales livianos que dejan pasar el aire por su interior, aumentando así su aspecto hetéreo. Alejandra Fella recrea un mundo laberintico con hilos de seda. Claudia Gherstenfeld, egresada de la escuela de Cerámica, combina el dibujo con la pintura acrílica en pequeño formato y en forma apaisada, presentando un grupo homogéneo de obras que se destacan por la presencia del color. El tucumano Manuel de Francesco, egresado del IUNA, esta vez muestra a sus hombrecitos de cemento, a los que transforma en simpáticos gnomos de grandes sombreros, algunos interactuando con los diseños de grandes esferas que remiten a las viejas pelotas pulpo que los acompañan.

Cada uno deja su impronta y sus particulares estilos en una muestra con rasgos federales y de talentos homogéneos.

La galería es dirigida por la artista plástica María Eugenia Avendaño, que tiene como meta hacer de este espacio un lugar de encuentro para pasarla bien con amigos y con el arte.

Cierra el martes 12 de julio en Galería La Paz, Azcuénaga 1739 PB "B", Recoleta.

Juan Cavallero "África, cuna humana"

"Malí, los hijos del hombre" es una muestra que relata un periplo de 25 días por ese país. Las fotos, tomadas con ojo experto, forman parte de un hermoso libro que sintetiza el origen de la Humanidad.


Juan Cavallero exhibe sus fotografías realizadas en África en una muestra que se centra en una pequeña porción de este vasto continente que le da nombre a esta muestrra: "Malí, los hijos del hombre".

Más allá de la explicaciones religiosas sobre cómo se originó la raza humana, las teorías científicas antropológicas ubican ese momento temporalmente hace por lo menos seis millones de años atrás y geográficamente en el continente africano.

Este artista multifacético (escultor, pintor, dibujante, ilustrador, creador de publicaciones infantiles y diseñador industrial), también se hace esta pregunta y viaja hasta allí en busca de respuestas. Para sorpresa de él mismo, que no sabe por qué designio fue elegido por los habitantes de esta región del planeta para "perpetuarse", Cavallero fue el instrumento que permitió que ese momento mágico existiera, según relató en su catálogo el artista. A ellos les agradece y los hace dueños de todos los registros que su lente captó.

El artista realizó el viaje junto a Álvaro Castagnino, curador de esta muestra, y la escultora Nora Correa, con quienes compartió un periplo de 25 días recorriendo todo Malí.

Una de la cosas curiosas con las que se toparon fue con el País Dogón, "una ciudad que es declarada como Patrimonio Cultural por la Unesco, que tiene una mezquita construida en barro de más de 700 años. Además, sus habitantes solían construir sus casas -también de barro- sobre la ladera de la montaña pero sin conexión con el piso, lo que hacía que fuera un lugar de difícil acceso, tanto que los pueblos vecinos los bautizaron "hombres-pájaros". Hoy, relata Cavallero, cuentan con escaleras "pero resulta difícil imaginar cómo lograban llegar a sus casas".

Ese lugar no posee cultura escrita y lo que dificulta aún más la comunicación del registro de su propia historia es que se hablan muchos dialectos, tanto que prácticamente cada pueblo tiene el suyo, "Para comunicarse les queda el francés, eso fue lo único que les dejaron, lo demás se lo llevaron todo", remarca el fotógrafo sobre los colonizadores galos.

Cavallero recorre un lugar tan exótico y ajeno a nuestra cotidianeidad que termina siendo un paseo para los sentidos. Malí resultó para el artista un país con gente amable que vive de manera precaria pero que le da mucha importancia a su aspecto personal, en particular sus mujeres, que le dedican mucho tiempo al arreglo de sus cabellos.

La inmensa sala de la muestra, invadida de música de Malí, con temas sobre el amor de un continente repleto de musicalidad, que está mucho más lejano de nuestro imaginario que en una realidad geográfica.

A este país viajan reconocidos músicos de jazz de todo el mundo en busca de la música de un eximio intérprete del Kora, un instrumento hecho con calabazas gigantes de hasta 60 centímetros de diámetro y más de 10 cuerdas que es ejecutado como un laúd y tiene un personalísimo sonido para enriquecer y darle un toque distintivo a sus creaciones.

Cavallero retrata personas y lugares de Malí y sus imágenes tienen una presencia contundente: las fotografías de más de dos metros de altura resultan de sus trabajos con cámaras digitales, impresas sobre papeles hechos a mano. A la excesiva precisión de lo que es capaz lo digital, Cavallero la humaniza con la textura del papel, que le aporta a la obra calidez y una mayor riqueza visual.

Las personas y el colorido de sus vestimentas cobran un protagonismo superior dentro de los paisajes y construcciones color arena capturadas por la lente de Cavallero. Algunos miran de frente, como interpelando a los espectadores; otros son sorprendidos en sus habituales tareas y lugares de trabajo, algo que recuerda su pasado cuando recorría el mundo en pos de eternizar oficios hoy casi en extinción.

La muestra recopila fotografías de viaje tomadas por un ojo experto y forman parte de un bellísimo libro que resulta también un recorrido hacia atrás en el tiempo, logrando un retrato de un grupo humano en sus actividades cotidianas que simbolizan el origen de nuestra humanidad. Y eso fue lo que sintió el artista visitando este país.

El nombre de esta muestra fue pensado antes de que apareciera la película del cineasta Alfonso Cuarón titulada "Hijo de hombre" (2006), la historia de un mundo que agonizaba porque no era capaz de reproducirse y cuyo hombre más joven, de 18 años, acaba de ser asesinado pero en el vientre de una joven mujer de raza negra surge un milagro y con ella la esperanza de que la raza humana no se extinguiría. ¿Sería este un reinicio de la Humanidad, como fue el origen en África hace millones de años?

Hasta el 17 de julio en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930. Entrada libre y gratuita.

La fotógrafa Carola Rousso: "Miss Paraná"


Cuando la fotógrafa Carola Rousso, convocada por la directora del Museo de Arte de Tigre, Diana Saiegh, salió a recorrer los distintos sectores de las islas y canales para retratarlos, se sintió cautivada por esos paisajes y sintió que recorrerlos no era suficiente, que había que bucear en el alma del lugar y encontró lo que buscaba en el libro "Sudeste", de Haroldo Conti, un escritor desaparecido durante la dictadura.

Conti sentía un gran amor por el Delta del Paraná y por ese motivo se construyó una casa situada frente al arroyo Gambado, hoy transformada en museo, en la que pasaba largas temporadas.

En "Sudeste", Conti, para quien las emociones son el motor de su literatura, describe con detalle el Gran Río, las islas y los canales de la zona. Rousso, fascinada con este texto, lo utilizó de guía y tempranamente sintió que había un diálogo muy especial entre sus imágenes y el relato, diálogo que continuó hasta en la muestra, ya que las obras son acompañadas de pasajes del libro.

Rousso retrata un mundo donde predomina el color azul en sus cielos, en sus casas desvencijadas (que se ven tan frágiles como lugares posibles de destruir con un soplido), en su vegetación inundada por una bruma que la deja sumida en un aire fantasmal. El agua de sus ríos funciona como un espejo vibrante de un lugar que atraviesa la hora de la siesta.

La muestra deja a la vista un mundo repleto de rincones mágicos dentro de una geografía agreste que sufre situaciones extremas como las inundaciones o las altas temperaturas en verano y, con ella, la invasión de mosquitos.

La invitación queda flotando como los silentes barcos que bordean las orillas del Tigre. "Miss Paraná", como se titula esta muestra, está dispuesta a desfilar toda su sencilla belleza.

Hasta el 28 de agosto en el MAT, Museo de Arte Tigre, Paseo Victoria 972, Tigre, Buenos Aires.

Julio Alan Lepez Sin bordes

El artista inaugura una muestra titulada "Inventario", tomada de un escrito del artista Robert Rauschenberg.


Julio Alan Lepez piensa que en realidad los artistas van dejando un reguero de simulacros y él ha decidido mostrarlos presentando toda una serie de combinaciones tales como dibujos sobre fibro-fácil, pinturas con objetos o esculturas con pinturas.

En sus comienzos, Lepez trabajó sobre chapadur y de esa época se presenta una figura femenina dibujada con carbonilla, un elemento básico de su producción. Se trata de un artista de excelente manejo del dibujo de la figura humana, la que está presente en casi todas sus obras y mucha de ellas en tamaño natural y de cuerpo entero.

Este creador, que desde hace un tiempo cambió el chapadur por el fibrofácil, lo sigue recortando hasta transformarlos en nuevos objetos. Las telas ensambladas con la suma de varios bastidores comenzaron en tiempos en que estaba concluyendo la Escuela Pueyrredón en la especialidad pintura. Por una cuestión práctica, para trasladar sus trabajos a la escuela, Lepez pintaba una obra sobre diferentes telas y, probando como quedaban, sintió que de esa manera funcionaban mejor para lo que quería expresar. Después tuvo una temporada en la que sumó un nuevo soporte, el cartón corrugado, sobre el que realizaba retratos sobre cajas que podían ser tan grandes como las que protegen las heladeras en los comercios.

Lepez tiene un manejo del espacio muy particular: elige realizar ensamblados con dos o tres telas, o las que precise pero no como dípticos o polípticos sino como una obra que no se puede dividir, y muchas veces al fondo lo siente como algo superfluo y que recorta con el objetivo de realzar las figuras humanas, por las que demuestra un elevado aprecio. Los trabajos toman las formas irregulares que le dictan las figuras plasmadas para, de esa forma, alcanzar una mayor preponderancia.

En la muestra destaca una obra donde una joven mujer se encuentra sentada de manera relajada, casi extendida, que fue parte de un formato convencional pero que no duró mucho en ese estado ya que la fue recortando y, luego de multiples transformaciones, terminó en una obra inquietante. Si hasta la cabeza del personaje le pareció innecesaria.

En esto de realizar mixturas de objetos, telas y papeles, en una obra llamada "Objetos perdidos" Lepez que comenzó con un simple ensamblado de dos telas que luego se vieron invadidas por un marco de cuadro real y con muchas cosas más. Pero como el artista estimó que el resultado iba a ser una obra con mucho peso (literalmente), terminó dividiéndola en dos trabajos diferentes.

En el comienzo de la muestra se ubica un videojuego que permite que el espectador pruebe qué tan bueno es para manejar esquivando obstáculos. Esta obra estuvo este año en ArteBA.

Los personajes de Lepez son amigos, conocidos y autorretratos. Algunos terminan protagonizando imágenes que encuentra en otros personajes como de revistas. Como dos de las obras con las que comienza el recorrido de la muestra, con dos personajes que tuvieron su origen en unas fotos de aviadores de la segunda guerra de los que rescató la actitud corporal, su porte. El artista capturó esa imagen de héroes, realizó sus siluetas y las completó con elementos de diversa índole como trozos de barreras o una vieja cortina americana, haciendo del cuerpo del aviador parte del avión, como si fueran un solo elemento.

A Lepez le gusta la idea de cómo los elementos se amalgaman, cómo funcionan como conjunto pero a la vez cómo cada uno de ellos puede disparar en el imaginario de quien los mira diversos significados. La idea, finalmente, es la de realizar trabajos barrocos muy trabajados.

Prefiere tomar las imágenes de fotografías donde posan para él, en especial para que no sea molesto para quienes se prestan como modelos.

Luego de finalizados sus estudios Lepez comenzó la recorrida en diversas galerías, en las que no tuvo eco, pero no hubo tiempo para la decepción gracias a un "golpe de suerte", como prefiere definir el artista, por el cual obtuvo premios y muestras en varios lugares. Ahí sintió que estaba en la senda de ser aquello que imaginó, de vivir de su trabajo como artista.

En alguna de las obras de Lepez es necesaria la participación de los espectadores, teniendo que manipular ciertos elementos para que la obra sufra algún cambio, que haya una interactividad y que el visitante deje de lado una actitud pasiva y se relacione con la obra de otra manera. A Lepez le gusta que el espectador intervenga de algún modo en la obra y con acciones simples y básicas, dando por tierra con la teoría de que a las obras "no hay que tocarlas".

Desde hace poco está experimentando con formatos pequeños sobre fibrofácil, donde por el momento respeta el formato rectangular.

Para los que disfrutan del buen dibujo y del manejo del color, esta es una excelente oportunidad de valorar una muestra de un muy original artista que por su talento se sale de sus bordes, lo mismo que sucede con sus personajes en sus obras.

Hasta el 18 de julio en la Fundación Mundo Nuevo Av. Callao 1870.

Calamares a la Petrobras



El artista Carlos Herrera obtuvo el Premio arteBA-Petrobras de Artes Visuales 2010, un premio Estímulo de 50.000 pesos, por su obra "Autorretrato sobre mi muerte", una escultura/objeto instalado en el piso que resume el sentimiento del artista acerca de su futura defunción. La obra es una bolsa de nylon blanca traslúcida que contiene sus objetos preferidos junto a dos calamares en descomposición.

El artista Jorge Meijide escribió un mail con su parecer sobre la obra premiada. Nos pareció oportuno darle visibilidad a esta muestra de sentido común y humor.

"Días pasados me pidieron mis alumnos una opinión sobre la obra 'Autorretrato sobre mi muerte', galardonada con el Premio Petrobras 2011. Cerré el libro de Carlos Alonso que estábamos mirando, lo escondí todo lo que pude como para que el maestro no escuchara lo que iba a decir y así me expresé: 'Considero que hay un antes y un después en nuestras artes visuales a partir de esta obra. Este hecho, no tengan duda, hará escuela y les explico por qué: Se instalará en toda la contemporaneidad el concepto de 'Arte Paella'. Las autoridades del IUNA, siempre tan atentas a todo lo que va en el mundo, crearán la cátedra 'Semiótica aplicada a la estética del berberecho'.

Se vendrán, sin duda, el Premio 'La Campagnola', la Bienal 'Mellino' y el Salón 'Nereida'. La disciplina 'Nuevos Soportes e Instalaciones del Salón Nacional' pasará a llamarse 'Nuevos Soportes, Instalaciones y Cazuelas'. Advertimos que el tema crucial a tener en cuenta es que todos los trabajos realizados dentro de esta tónica aumentarán su cotización durante Semana Santa.

Sugerimos abrir una lista con todas las personas que gustaron de esta obra con la idea de turnarse y poder tenerla y disfrutarla en sus hogares durante, al menos, tres días, y seguir así la cadena. Me despido con mis más respetuosos saludos al Pulpo Paul y a Andrés Calamaro".

viernes, 15 de julio de 2011

Compró un Leonardo por 50 libras en 1958, hoy pide por ella 140 millones de Euros

Hasta hace poco se creía que esta obra “Salvator Mundi” era de un discípulo del maestro, ahora se cree que es uno de los quince que sobrevivió a Da Vinci (en caso que sea cierto, que buena compra ¿no?).

La obra data de XVI realizada sobre una plancha de madera de nogal que mide 65,6 x 45,4 centímetros. Es una de las 22 versiones de la época que han llegado hasta nuestros días, ya que el original de Leonardo, que siempre se consideró desaparecido, fue copiado por varios de sus discípulos y seguidores.
La obra será incluida en la muestra ‘Leonardo da Vinci: pintor en la corte de Milán’ que se realizará en noviembre en la National Gallery de Londres. Entre ellas estarán ‘La belle Ferronière’, propiedad del Museo del Louvre, y ‘La dama del armiño’, del Museo Czartoryski de Cracovia.