miércoles, 6 de enero de 2010

Ernesto Bertani, con mucha tela para cortar




Ernesto Bertani inauguró su muestra retrospectiva con más de cuarenta obras en las que de manera abreviada se cuentan todas las etapas creativas de este artista nacional.

La muestra incluye telas de grandes dimensiones que sólo una gran sala como la Cronopios del Recoleta puede exhibir, utilizando en más de una ocasión toda la pieza completa de tela de siete metros de largo, la que se utiliza para la confección de ropa o de tapicería. Bertani utiliza aerógrafo y pintura acrílica, logrando sorprendentes efectos ilusionistas.

Con sus trucos o "trompe l´oeil", el artista crea un juego para los espectadores en donde el fondo y la figura se camuflan.

Las formas femeninas y masculinas bien marcadas, ellos de eternos trajes. En sus comienzos Bertani utilizaba telas de casimires y su mundo era claramente masculino, pero con el tiempo la mujer comenzó a tener lugar y, algo más descontracturadas, las féminas muestran más sus atributos como si en ellas las telas se hicieran más transparentes. Por debajo de las sábanas, las amorosas formas humanas esconden y muestran al mismo tiempo, y esa unión parece sellada por la pasión representada por el fuego.

Con las banderas realizadas en diferentes soportes Bertani reflexiona acerca de nuestra identidad y la crisis de valores.

Sus seres son anónimos, tanto que no tienen rostros y la existencia comienza del cuello para abajo. En las obras, Bertani pone la lupa en el juego del poder, como si el traje fuera el uniforme de los que mandan y deciden por el resto.

A mirar con atención las obras de la entrada y tratar de identificar qué personalidad le corresponde a cada personaje. En una mirada rápida parecen iguales pero no los son.

Desde 1977, Ernesto Bertani expone en salones, bienales y galerías de nuestro país y del exterior. Recibió múltiples premios y distinciones, entre los que se destacan el primer premio de Honor en el Salón Municipal (1982).

La muestra estará abierta hasta el 21 de febrero en el Centro Cultural Recoleta, en Junín 1930.

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