viernes, 4 de junio de 2010

Pablo Picasso negoció en secreto con el regimen de Franco sobre la posibilidad de celebrar una gran exposición de su obra en Madrid


Ocurrió en 1956, según el historiador británico John Richardson.

Richardson, que mantuvo una fluida relación con Picasso durante casi 30 años, asegura que el crítico de Arte José María Moreno Galván fue enviado por el gobierno franquista a la Costa Azul francesa, donde Picasso vivía entonces, para abrir conversaciones sobre la posibilidad de exponer su obra en la capital de España.

El objetivo de la dictadura española era "destruir la imagen de Picasso como un héroe de la izquierda", según Richardson, quien destaca que, de haberse celebrado la retrospectiva en Madrid, Picasso "habría sido considerado un traidor por volver a España".

Así se cuenta en el cuarto volumen de la biografía de Picasso, un trabajo conjunto de John Richardson y Gijs van Hensbergen, sobre el que el diario The Guardian ha adelantado algunos aspectos. Según los autores, la fidelidad del pintor malagueño a las consignas del Partido Comunista no era incondicional, por lo que las conversaciones llegaron tan lejos como para que varios exiliados políticos españoles firmaran una carta en la que pidieron a Picasso que no expusiera en Madrid. Así lo recoge el diario del escritor Jean Cocteau.

Fue el hecho de que las negociaciones se filtraran lo que hizo que no llegaran a buen puerto, ya que el gobierno de Franco había dado órdenes expresas para suspenderlas si llegaban a hacerse públicas. Según John Richardson, el que fue agregado cultural de la embajada española en París, José Luis Messía, llegó a decir en el momento de mayor optimismo sobre la marcha de las conversaciones: "qué pena que García Lorca no esté vivo. Podríamos haber matado dos pájaros de un tiro".

Richardson destaca también que las convicciones comunistas de Picasso chocaban con frecuencia con la nostalgia que sentía de España y considera que "en aquel momento, la idea de una retrospectiva era más importante para él que el Partido Comunista". Según el historiador, los puntos de vista de Picasso "eran diez veces más sutiles de lo que se puede imaginar. No había nada en sus opiniones que fuera blanco o negro, y la historia de ese periodo es una historia con zonas grises".

John Richardson, que tiene 86 años, conoció a Pablo Picasso cuando tenía 25 y vivía con el coleccionista de Arte Douglas Cooper en el sur de Francia. Durante la década de los 50 comían frecuentemente con Picasso antes de ir a las corridas de toros junto a un grupo de personas en el que también se encontraba Jacqueline Roque, "una de las contendientes por el título de amante oficial", del artista, según el historiador. "Jacqueline y yo teníamos unos 28 años y todos los demás eran mucho mayores. Éramos como niños entre adultos y por eso nos llevábamos bien", dice ahora.

(The Guardian, 30/05/2010) www.arteselección.com

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