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lunes, 24 de octubre de 2011
Palacios subterráneos
El subte moscovita, pensado para trasladar y disfrutar, y una arquitectura que le valió varios premios. Estaciones realizadas con finos materiales como mármoles y cristales crean inmensos espacios repletos de lujo. Desde su construcción es el orgullo de Moscú.
Por Nanu Zalazar
En 1931, el gobierno ruso decide comenzar la construcción de una red de subtes para comunicar el norte con el sur de Moscú. Para ello convocó a los mejores arquitectos porque de antemano se planeó que el subte tendría el mismo lujo que habían disfrutado los zares en sus palacios. Cerca de un millón de moscovitas realizaron el trabajo de manera voluntaria y a pesar de lo arriesgado del trabajo tuvieron pocas muertes durante su construcción.
Este subte recorre los subsuelos de Moscú a una profundidad de entre 50 y 86 metros, previendo la posibilidad de que se pudiera desatar otra gran conflagración como la Primera Guerra Mundial. Se pensó que su construcción pudiera servir de refugio, lo que lamentablemente sucedió pocos años después.
Para llegar no hay casi escaleras de peldaños, sólo mecánicas, y una gran cantidad de ascensores como la estación Komsomólskaya, una de las más lujosas de todas, que cuenta con 15 escaleras y comunicación con tres líneas de trenes (uno es el Expreso de Oriente). Lo que se destaca de esta estación es su fabuloso techo estilo barroco, pintado de amarillo pálido con incrustaciones de mosaicos y motivos florales. Para sostener ese techo se erigieron 68 columnas octagonales de mármol blanco con capiteles jónicos modificados. Hasta hoy el subte en Moscú posee 9 líneas, 156 estaciones y una extensión de más de 300 kilómetros, pero año a año continúa agregando nuevas.
A la estación Kropotinsjaya se la conoce como el Palacio de los Soviets y fue construida con columnas y paredes de mármol tomado de la demolida catedral de Cristo Salvador, lo que convirtió el lugar en lujoso y antiguo. Los pilares que sostienen el techo de arcos tienen forma de estrellas de cinco puntas, uno de los símbolos del comunismo. Las paredes y columnas están recubiertas de mármol de diferentes colores.
La estación Plaza de la Revolución ("Ployad Revolutsii") fue construída en los años '50 y es la más interesante de la segunda línea del metro ya que tiene 76 estatuas de bronce, de las cuales 64 sirven de apoyo a los arcos de la gran sala. Las estatuas se corresponden a la estética del realismo socialista de los años '30, que representa el mundo que gusta realzar al socialismo y los personajes principales son soldados, obreros, campesinos y atletas.
Casi todas las estaciones son increíbles, como la Novoslabódskaya, repleta de vidrieras policromadas o la Bielorrúskaya, que cuenta con doce paneles realizados por Oprishko, un conocido artista soviético. Todos las estaciones, en general, son espaciosas pero esta última le suma majestuosidad con sus inmensas arañas de caireles, esculturas en bronce y mármol pisos revestidos con más de veinte diferentes colores de mármoles, formando dibujos.
El lujo y la decoración de las estaciones dan la sensación al visitante de encontrarse inmerso dentro de un palacio, es por eso que han recibido premios internacionales por su arquitectura y diseño.
Por la cantidad de negocios, cafés y restoranes que posee, el subte se ha convertido en un lugar de reunión para los moscovitas, especialmente, en el duro invierno, en el que la temperatura llega a descender a -25 Cº, y de ese modo evitan transitar por la calle. Literalmente, se trata de una ciudad debajo de la ciudad.
Para las estaciones con nombres de países se los invitó a qué estos enviaran a sus artistas plásticos más destacados y de esa manera transformaran la estación en una vidriera cultural de ese país que sería vista por miles de usuarios.
Para orientar a los pasajeros, desde los altoparlantes se indica con voces masculinas o femeninas en qué dirección se está realizando el viaje. En la línea circular es femenina, si va en el sentido anti-horario, y masculina si sigue las agujas del reloj. De las líneas que atraviesan la ciudad si se va hacia el centro, la voz es masculina y si se aleja a los suburbios, femenina.
Cerca de trece millones de personas utilizan el subte moscovita a diario y es por eso que lamentablemente ha sido blanco de varios atentados terroristas. Por año, la cantidad de gente trasportada equivale a dos tercios de la población mundial.
Pero no sólo es bello sino que es la mar de eficiente, con servicios cada 30 segundos. Mientras se está en la estación se pueden ver la formación de adelante y la de atrás, muy cerca, pero la precisión de los movimientos permite que todo se desarrolle con normalidad y transforma al servicio en un medio masivo de transporte extremadamente puntual y muy barato, rodeado de lujo y de fragmentos de la historia rusa.
Nota publicada el 20 de Septiembre de 2011 en www.gacetamercantil.com
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