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martes, 4 de octubre de 2011
Entrevista a Juan Pablo Fernández
Más allá de los límites
El artista abrió su muestra, "Riachuelo", con obras de mediano y gran tamaño. Presenta allí dibujos en blanco y negro en tinta sobre papel y pinturas sobre madera, cubiertas de resina. "Gaceta Mercantil" habló con él en su exposición.
Por Nanu Zalazar
¿Por qué eligió como tema el Riachuelo?
Porque es la continuidad de una muestra de Paralelo 58, que es un grupo con Fabián Attila y Alejandro Argüelles, que se llamó Cuenca Matanza-Riachuelo. La referencia es cultural y de identificación del paisaje, no en el sentido ecológico que muchos le dieron. Miramos un paisaje que tenemos cerca, que es propio, pero con muchas significancias históricas. Tiene que ver con los pintores de la Escuela de la Boca, también con lo que implica el límite entre Capital y Provincia, la migración el límite de la ciudad. Yo me siento identificado con la Escuela de la Boca, no tanto con Quinquela (Martín), que fue denostado por la élite de su época, pero lo que me gusta de él es que con su plata hizo un hospital de odontología, una escuela, un museo, un trabajo social que se ve hasta hoy. A mí me gusta lo periférico de esa escuela, pintores que en general eran de origen humilde casi sin formación y que crearon un momento importante en el arte argentino.
¿Cuál es su formación?
Hice tres años de arquitectura, dejé para seguir la (Escuela Prilidiano) Pueyrredón, en la especialidad pintura. También estudié con otros artistas como Juan López Taetzel, que me permitió pensar el paisaje de manera diferente. Lo importante es la mirada, desde y hacia dónde se mira. Y por la personalidad de cada uno, el temperamento, se ve en cada trabajo que es distinto de cada artista. Creo que hay que trabajar mucho pero también que hay que estar atento a lo que se siente, a no tener tan claras las cosas, a no saber exactamente que estoy haciendo. En mis obras parto de algo concreto: como una naturaleza muerta, a la que se le agrega un sentido y una sensualidad, que el objeto no tiene, porque un limón es un limón pero en la obra funciona diferente.
Sé de su preocupación sobre cómo funciona el circuito del Arte en Argentina.
Sí, yo no pido sobreprotección pero sí que se proteja el trabajo del artista. La mayoría de los artistas no tiene plata, ni vive del arte. No debiera tener que afrontar los gastos de folletería, los traslados y los seguros para exponer en los espacios públicos que, muchas veces, sólo ponen el lugar y del resto tiene que hacerse cargo el artista. Creo que como en todo, cuando hay voluntad política se hace. Yo estoy seguro de que Brasil y México dan algún tipo de fomento para quienes compren o apoyen al arte. Tampoco ayuda la actitud individualista: se pueden hacer cosas corporativas. Yo soy parte de un grupo que muestra en muchas provincias, que buscamos otros lugares, hacemos muestras para cada museo. Desde el 2006, que hicimos la primera en el Teatro Argentino de La Plata, es diferente para cada lugar. Nosotros vamos, tomamos las medidas de las salas y vemos como pueden dialogar las obras.
Volviendo al circuito...
Sí, muchos artistas sólo piensan en arteBA como la única vidriera. Arteba es solo un negocio para la Fundación Arteba y yo creo que es mentira que venda lo que se dice o que estén fortaleciendo un mercado de arte. Si hubiera una forma de incentivo desde el Estado, como cuando se destinaba un porcentaje dentro del gasto de una construcción para colocar una obra de arte en los edificios, y es por eso que se hicieron muchos murales, la circulación de obras de arte sería diferente.
¿Usted propone la organización de los artistas?
Se puede vender obras pero es muy difícil vivir solo del arte, hay que ser buenos en relaciones públicas y además tener 20 horas para pintar. Habría que ver cómo nos organizamos entre los artistas. En su momento, cuando se creó la nueva figuración, se hicieron cosas para torcer la inercia y hoy hay mucha inercia. Tampoco ayuda que los medios no cubran muchas noticias sobre arte y en la televisión no haya casi nada. Así como hay un cupo en otras cosas, la cultura debiera tener el suyo y aparecer más. Por ejemplo, muchos artistas creen que es bueno que se vendam obras en remates. Yo creo que es pan para hoy y hambre para mañana, no me termina de cerrar. Lo mejor para conocer la obra de un pintor es verla toda junta.
Pero el problema del individualismo no se da sólo en el arte.
Es que, en un país con tanta fractura como es la Argentina, habría que empezar a soldar, tiene que haber algo que nos una. Que haya intercambio es importantísimo: Buenos Aires le da la espalda a todo. Nuestro país es un lugar con muchos desafíos, donde hay mucho para construir. Debería funcionar de manera interdisciplinaria, que se abra un tema relacionado con la historia con el pensamiento.
Publicado en agosto de 2011 en www.gacetamercantil.com
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